Comentario
La primera mitad del siglo XIX es, desde el punto de vista de la Historia Económica de América Latina, una gran desconocida, fundamentalmente por la ausencia de estudios cuantitativos, de alcance nacional y regional, que permitan avanzar más allá de las generalizaciones al uso que se acostumbran a realizar sobre el tema. En este sentido, se echan en falta trabajos de envergadura, como los que recientemente originaron la polémica entre Leandro Prados y Josep Fontana sobre las consecuencias que la independencia de las colonias americanas tuvo en la economía española, que tanto hicieron avanzar la comprensión del problema desde el punto de vista metropolitano. Los cuatro temas principales en torno a los cuales girará este capítulo son: los reajustes regionales producidos después de la emancipación; la evolución de los flujos comerciales externos y el reacomodamiento de las líneas internas de comunicación y transporte; el papel de los comerciantes, las finanzas y el imperialismo británico en el continente, y por último, las relaciones de las nuevas repúblicas hispanoamericanas con su antigua metrópoli, España. El telón de fondo que acompañó de un modo recurrente las primeras décadas de funcionamiento de los nuevos gobiernos independientes hispanoamericanos fue el de la guerra. Primero, las guerras de independencia contra el odiado enemigo español y luego, las guerras civiles para determinar el control del territorio y del poder entre las distintas elites regionales. Claro está que desde el punto de vista de las consecuencias económicas no se trata de un problema baladí, ya que una de las máximas preocupaciones de la política económica de los nuevos gobiernos era conseguir los fondos necesarios con los que poder financiar las guerras en las que se habían involucrado. Había que comprar barcos y armas, municiones y pertrechos, alimentos (cuando no se los requisaba) y pagar los salarios a los oficiales y a la tropa, aunque fuera con dilatados atrasos. Posteriormente también fue necesario financiar los déficits generados a fin de costear las empresas bélicas. Y todo ello tuvo una gran importancia desde el punto de vista de la captación de recursos y de su reasignación, e inclusive de su distribución regional.